ESTUDIAR MÚSICA Y SUS BENEFICIOS PARA LA SALUD
ESTUDIAR MÚSICA Y SUS BENEFICIOS PARA LA SALUD
En este artículo queremos contaros los efectos que provoca estudiar música sobre nuestro cerebro. Trataremos de hacerlo sin entrar en profundidad en conceptos demasiado científicos.
Fue en el siglo XX cuando se iniciaron los primeros estudios sobre los efectos fisiológicos de la música. Observaron sus respuestas sobre la circulación, la tasa cardíaca y la frecuencia respiratoria. Los resultados indicaron que ciertos patrones inducían a estados de relajación, modificando las constantes corporales y consiguiendo el alivio de determinados dolores. Ya se deduce que estudiar música puede ser el principio hacia una mejor calidad de vida.
Sin embargo, el gran salto se produjo a partir de la década de los 80. Con la aparición de las técnicas de neuro-imagen se han asentado las bases científicas de hechos que hasta entonces eran inexplicables. Incluso considerados como mágicos. Entre ellos, la influencia de la música en la salud física y mental. Estudiar música y/o aprender a tocar un instrumento es muy saludable.
El cerebro de los músicos y su plasticidad cerebral.
La simple escucha de música genera múltiples sensaciones y es el resultado de la interacción de los atributos musicales (ritmo, armonía, melodía, volumen, tempo,…) y de nuestras experiencias (formación, gustos, entorno cultural). Además de condicionantes genéticos. De ahí que el concepto “música” sea tan personal.
El cerebro de los músicos es un ejemplo de plasticidad cerebral. Si analizamos todas las acciones que se ejecutan durante la interpretación musical posiblemente nos asombraremos. Lectura de la partitura musical, traducción e interpretación del código musical, traslación a movimientos motores, planificación de la ejecución futura, etc. Y todo ello acompañado de una gran dosis de atención, concentración y, a la vez, emoción. Estudiar música nos impone hacer todas estas acciones, con lo que ello conlleva.
No hay duda de que el aprendizaje musical es un potente entrenamiento que se traduce en cambios anatómicos y funcionales. Por ello, los neurocientíficos consideran a los cerebros de los músicos como un ejemplo de plasticidad, pues es asumido que no existe otro arte que demande tantos recursos cognitivos como la música (Altenmüller, 2008).
Protección contra las enfermedades neurodegenerativas.
En los últimos años se han publicado algunas investigaciones que relacionan la práctica musical profesional (con un mínimo de 10 años) con una protección a las enfermedades neurodegenerativas.- (Balbag, M.A., Pedersen, N.L., and Gatz, M. , 2014)-. Es decir, estudiar música puede ayudar a prevenir estas enfermedades.
El aumento de volumen o grosor tanto de materia gris como blanca que origina el aprendizaje musical, será un tanto a favor ante la neurodegeneración celular. Llegado el momento su velocidad será más lenta. Por ello hay investigadores que consideran el aprendizaje musical como una protección ante la temida degeneración neuronal en edades avanzadas.
Conclusiones.
Estudiar música mola. ¡Y mucho! La música influye en nuestra fisiología (pulso, respiración), en nuestras emociones y estado de ánimo, en nuestra cognición, y en otras dimensiones esenciales para el ser humano, como la social. Incluso puede afectar a nuestra genética, según una reciente investigación.
Este estudio, publicado el pasado año, muestra cómo la simple escucha musical de una obra clásica modifica favorablemente la expresión genética. Aunque ocurre únicamente en las personas con aptitudes o formación musical. Un interesante estudio que confirma las consecuencias beneficiosas, a nivel genético, que puede aportar el estudiar música en las funciones cognitivas y calidad de vida.
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Fuente: SOCIAL MUSIK
Texto sintetizado y adaptado por Unión Musical.
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