Cómo formar tu primera banda de rock sin morir en el intento
Está más que comprobado… Tanto el guitarrista que lleve años perfeccionado sus habilidades en la soledad de su habitación, rodeado de amplis y cables, como aquel que hace sus pinitos con amigos, familiares o delante de los chicos o chicas guapas de la uni, antes o después, se tendrá que enfrentar a la prueba del algodón: formar una banda de rock.
Se acabaron las posturitas y las poses delante del espejo con tu súper guitarra volteando frenética sobre los muebles de caoba de tu abuela. Se acabaron los solos imposibles que destrozaban los tímpanos del vecino de arriba.
No, ¡no! Ahora hay que rodearse de otros músicos. Cada uno de su padre y de su madre. Con niveles técnicos y estéticos dispares. Pero todos con un fin común: alcanzar el nirvana musical, o lo que es lo mismo, encontrar la manera de que cuatro o cinco personas puedan tocar juntas, sonar bien y no morir en el intento.
¿Existe una fórmula perfecta?
La fórmula perfecta no existe, pero, por poner un ejemplo, para que el tema empiece a funcionar, debería existir una mezcla parecida a las relaciones de pareja. Una parte de química, otra de grandes dosis de paciencia, compromiso y finalmente tener el lugar y los medios para que fluya el “amor”.
A partir de este punto, la elección de los integrantes del grupo puede ser dispar.
El grupo de amiguetes que les gusta el rock de todo tipo y color (rock duro, punk, psico, glam…), tendrán que ponerse de acuerdo sobre los temas a tocar, la estética o el número de ensayos a la semana. Con seguridad, van a necesitar una asamblea previa para cada decisión.
También es cierto, que con unas cervezas se olvidan todos los enfrentamientos y se llegan a acuerdos con facilidad. Para eso son amigos, aunque nunca llegarán muy lejos en el terreno musical sin disciplina. Creedme.
Otra vía es la de encontrar integrantes mediante anuncios clasificados. Posiblemente, será más fácil encontrar a aquella alma gemela con la que tengas “magia” a través de este tipo de búsqueda, que con el modelo anterior. Aquellos perfiles que se encuentran de este modo, normalmente son, por lo menos, más serios y ya buscan un tipo de banda acorde con su pensamiento musical. Además, rápidamente se puede comprobar, tocando en vivo, si congenias o no y, por lo tanto, puedes abrirle las puertas al grupo o descartarlo sin generar excesivos malos rollos.
Una vez tenemos claro quien forma parte de nuestra banda, sus perfiles musicales, personales y, en definitiva, sus aptitudes como músico, hemos de tratar un tema crucial que puede matar a la formación en un plis plas. El ego.
Aprende a gestionar el ego o fracasar
El ego en la música, como en la vida, está presente everywhere. Así, basta que uno o más integrantes del grupo estén subiditos en este punto, para que nuestro invento se desmorone como un castillo de naipes.
La creación y el ego, muchas veces van por caminos distintos. Un simple acorde de una u otra manera, un riff determinado o un estribillo repetido en demasía puede echar al traste el trabajo de todo el grupo.
De igual manera, el estilo musical del grupo ha de estar alineado entre todos sus componentes; es decir, todos los integrantes, en mayor o menor medida, han de compartir una visión musical parecida. Seguramente, cada uno tendrá unos gustos musicales propios, pero, a la hora de tocar o interactuar con el grupo, la línea musical ha de ser la misma. De nada servirá que cada uno aporte su granito de arena en cuanto a gustos personales e intente introducirlos con calzador. Al final, cada tema sonaría como un batiburrillo de estilos sin personalidad.
Además, los miembros, aún sin ser condición sine qua non, deberían compartir unos ritmos de vida parecidos. No será lo mismo aquel integrante que está en paro, como aquel otro que tiene dos hijos o que viaja cuatros veces por semana. Coordinar personas es difícil, ciertamente, pero aún más lo será si los estilos de vida son completamente dispares. Llegados a este punto, habría que definir también la categoría de la banda. Hobby versus profesional. To be or not to be..
To be or not to be
El local de ensayo o la logística para transportar el equipo, serán de vital importancia para que la banda pueda ir progresando y alcanzando los objetivos que se proponga.
Igualmente, la elección de los instrumentos habría de ser también una parte importante del asunto.
Para una banda de cinco componentes, por norma general y según el estilo musical, debería haber una guitarra acústica, una guitarra eléctrica, un bajo, una batería y, si queremos, un instrumento de viento (saxo, por ejemplo) o unos teclados.
Existen infinidad de marcas con diferentes gamas, adaptadas al nivel de cada músico. Nuestra recomendación: ir evolucionando hacia una gama alta de instrumentos conforme nuestro nivel vaya aumentando.
Para empezar, no es necesario gastarse una gran cantidad de dinero en un instrumento del que, de momento, vamos a extraer una pequeña parte de su potencial por falta de habilidad a la hora de tocarlo. Por eso hemos creado nuestra propia marca de instrumentos OQAN. De gran calidad pero a precios asequibles a los bolsillos de los recién iniciados. Una amplia gama de instrumentos musicales, audio y accesorios, con la que abastecer una banda o grupo al completo sin tener que hacer grandes inversiones.
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Lo dicho, ¿estás dispuesto a asumir el reto? O, ¿prefieres la soledad de tu habitación?
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